Derivada de palabra inglesa burnout que significa quemado, consumido, tronado o reventado, en el mundo laboral se traduce como: Síndrome del trabajador quemado, Síndrome del desgaste profesional, Síndrome de quemarse en el trabajo, Síndrome de profesional exhausto o sobrecargado. Fue utilizado en el deporte para describir aquello que los deportistas experimentaban durante sus duros entrenamientos y esfuerzos, sin conseguir los resultados esperados.

Se trata de un problema de salud y de calidad de vida laboral, un tipo de estrés y ansiedad constantes, derivados de un esfuerzo con resultados considerados ineficaces e insuficientes por la persona que lo realiza, pues termina exhausta, sin palabras y llega a perder la confianza en sí misma. En sus fases más avanzadas se manifiesta en una sensación de ya no poder más, de estar al límite de sus fuerzas, de querer tirar la toalla.

 

Características 

  • Agotamiento emocional, fatiga y depresión.
  • Relación de los síntomas con la actividad laboral.
  • Predominancia de estos síntomas en el ámbito mental y la conducta sobre el cansancio físico.
  • Aparición de los síntomas en personas normales, sin antecedentes “psicopatológicos”.
  • Ineficiencia y pobre desempeño en el trabajo.

 

A quiénes afecta 

Afecta principalmente a personas con trabajos relacionados con la atención al público (médicos, enfermeras, docentes, policías, asistentes sociales, psicólogos, psiquiatras), y a todo profesionista sometido a excesivas cargas de trabajo y de estrés continuo.

 

¿Cómo prevenirlo? 

Al estar asociado al desempeño laboral, afecta de distinta manera a las personas bajo condiciones de estrés muy similares, por lo que su tratamiento y prevención es responsabilidad de las empresas, ya que su capital humano es el activo más importante. Por ello deberán diseñar estrategias que les permitan a sus colaboradores recuperar la confianza, pasión, entrega en el trabajo, además de mejorar su salud y calidad de vida.